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Writer's pictureAlex Mauricio C. L.

Explorando La Experiencia a través de las Memorias de Martin Amis: Una Mirada a la Literatura Inglesa Contemporánea.

Updated: Feb 29





Literatura inglesa contemporánea

Los libros de memorias me hacen preguntarme siempre si lo que cuenta quien escribe fue verdaderamente así o le he está torciendo el pescuezo a la realidad fáctica. O como se dice, está contando su verdad y quién se lo puede discutir. Si embellece, o afea acontecimientos o personas y lugares, debido a su subjetividad. O, simplemente, su memoria traiciona el pasado, sobre todo si quien escribió no llevaba un diario o un libro de notas de lo sucedido en su vida. Creo, que los escritores del pasado si tendían a llevar su diario.  Los de ahora no sé ¿cuáles son los de ahora? Esto último no lo voy a responder.


He leído algunos libros de este género como, por ejemplo, El pecado original (Pomaire,1973), de Manuel Antonio Rodolfo Quinn Oaxaca, Anthony Quinn, el actor de cine mexicano estadounidense. Un libro en el que el autor combina lo metafísico y filosófico, con retazos de su vida.


Memorias íntimas vol. I y II (Ediciones B, 2000), la voluminosa biografía del escritor belga francés, Georges Simenon, conocido por sus novelas sobre el inspector Maigret y también, en menor medida por las novelas que él llamaba «duras», ajenas al asunto policíaco. Un escritor verdaderamente prolífico, una máquina de escribir en un sentido literal. No fue un inventor de la técnica novelística ni tampoco era un estilista de la literatura, pero he de reconocer en el autor una gran sensibilidad en la lectura del alma humana y también una prosa limpia, diáfana, descriptiva y precisa. Su libro de memorias, exhaustivo, abarca un gran trecho de su vida y, relativamente, poco se ocupa de la literatura en cualquier sentido.


Leí también apartes del libro Lady sings de blues (Tusquets, 2015), las memorias de la cantante de jazz, Billie Holiday, que en medio de las tragedias que sufrió en vida, tiene un libro en donde la ironía y el humor no faltan, haciendo la claridad de que quien se encargó de la escritura fue su amigo el pianista William Dufty ¿el tono del libro a quién pertenece? ¿A ella? ¿a él?


Estoy abordando, hasta donde alcance y pueda, las memorias del relevante compositor de música contemporánea, también de algunas bandas sonoras de largometrajes, Phillip Glass, Palabras sin música (Malpaso Ediciones, 2017).


Y tengo en pausa la lectura de las memorias del dramaturgo norteamericano, Arthur Miller, Vueltas al tiempo (autobiografía) (Tusquets, 2010) que, a más de su exhaustividad, la densidad de la prosa no ha permitido que me conecte con ella todavía. Pero este es uno de aquellos libros que no pretendo abandonar y seguro me reencontraré con él más adelante, como se reencuentra uno con los viejos amigos, sin reclamos por el largo silencio.


Literatura ingleso contemporánea
Experiencia. Anagrama, 2001

El libro que comentaré en esta oportunidad es Experiencia (Anagrama, 2001), un libro de memorias, escrito en la medianía de la vida del autor, el recientemente desaparecido Martin Amis (Oxford, Inglaterra 1949-Lake Worth Beach, EE. UU. 2023). Me animé a leerlo luego de darme cuenta de su fallecimiento (suena raro eso de animarse porque alguien murió, digamos que me motivé). Era de los grandes representantes de una importante generación de la literatura inglesa contemporánea, en la que también destacan Graham Swift, David Lodge, Salman Rushdie, Ian McEwan, Julian Barnes y otros más.  Amis, además era hijo de Kingsley Amis, también un importante escritor para la segunda mitad del siglo XX en la literatura de las islas. Pesada maleta la que debió cargar el hijo para desmarcarse de la sombra de su padre.

 

¿De qué va el libro?


Y es, precisamente, la muerte de Sir Kingsley Amis, en 1995, lo que impulsó el nacimiento de este libro autobiográfico. Porque en medio de la variedad de asuntos que el autor exhibe en la obra, está omnipresente el padre, a quien están dedicadas, como un exorcismo del dolor, al final del volumen, palabras sobre la agonía y muerte de un hombre.


Experiencia se inicia desde la introducción con la reproducción de un diálogo padre – hijo que, dicho sea de paso, posee, a pesar del curso del tiempo desde el que se vivió hasta el que se escribió, la fuerza de lo verosímil y lo auténtico.


Luego el texto, hasta más allá de la primera mitad, se irá salpicando de cartas que el autor escribía a Kingsley(padre) y a la mujer de este último (la segunda) Jane Howard, en sus tiempos escolares. Muchas de estas cartas sin fechar y con los contenidos pertinentes para una relación entre un hijo estudiando lejos: contando detalles académicos, de convivencia y presupuestales a su progenitor y a Jane, pues su madre vivía, ya por esa época, en España. Las cartas sirven como inicio de capítulo, también como entrada para narrar ese pasado y luego el autor viaja de nuevo al presente cercano.


Es al inicio donde Martin Amis habla de sus problemas dentales, las penas y desgracias de un hombre que nunca cuidó su dentadura y que en ese momento sufría las consecuencias. He de reconocer que, a pesar de lo tonto que pueda parecer hablar de los problemas dentales, ello le sirvió de excusa al autor para plantear una aguda reflexión sobre los dolores físicos también agudos, sobre los líos dentales de los escritores del siglo XX, algo que a nadie se le ocurriría pensar cuando está leyendo Lolita o Ulisses (aunque pienso que Ulisses puede ser tan largo como un dolor de muelas o una apendicitis). El libro también es profuso en citas, reflexiones y apartes de la obra de su padre y la de otros autores.


Desde el punto de vista literario, el autor ofrece una prosa aguda, pero clara; Irónica y juguetona, pero amplia en digresiones y conexiones con la literatura como área y también como oficio.


Martin Amis combina de manera magistral y elegante, si se quiere, varios hitos de su vida con los de su oficio como escritor versátil; lo vulgar de cualquier vida con la veneración hacia sus «dioses literarios», como él los llamaba, dentro de los que se encontraban Nabokov, Saul Bellow, de quien fue amigo personal, e incluso Borges. También reflexiona sobre algunos problemas contemporáneos y, por suerte, elude el culto a sí mismo. Conecta su recorrido vital, íntimo o no, con lo universal, es decir hace que su vida se enganche a la del lector. Va más allá de una sucesión de hechos y enhebra, vida, experiencia, literatura y época.

 


Literatur inglesa contemporánea
Martin y Kingsley Amis (1991). Fotografía tomada del libro

 

Cuando lo privado se hace público o cómo ser la caricatura de uno mismo

 

Parece contradictorio que escriba eso de «eludir el culto así mismo», cuando se sobreentiende que un libro autobiográfico es esencialmente eso: culto personal. Sin embargo, hay cultos de cultos, lo que hace atractivo leer Experiencia es porque, si bien es cierto es un yo con yo, conecta ese yo con otros asuntos, problemas, personajes y reflexiones. Además, tiene humor, esa capacidad del hombre para reírse de sí mismo. Todo esto si lo comparo con Memorias Íntimas, de Simenon. Donde pasa casi todo lo contrario. Georges Simenon, se lanzó a esta autobiografía forzado por el suicidio de su hija Marie-Jo. Dejó la ficción y comenzó un testamento literario que inició con una carta post mortem a su hija, en donde le decía que le iba a contar la historia de su propia vida, la de su familia. De allí en adelante despliega en un riguroso orden cronológico su camino vital con un tono entre nostálgico, evocador, trágico y reflexivo. Un ejercicio casi de ir cerrando las puertas en el inventario de la memoria. Y si bien este libro nos permite entender una época, ello no lo hace el autor de manera deliberada, es producto de su gran capacidad descriptiva, pero todo en torno a sí mismo y sus circunstancias, es decir, no hay esa extrapolación hacia lo universal, como sí ocurre en la obra de Amis.


Mi intención no es emitir un juicio de valor sobre cuál método es mejor, porque la circunstancia de cada obra es distinta y probablemente los autores perseguían sus particulares intensiones.


Estos tiempos son de auto ficción (auto fricción a veces, hay que decirlo) ha cobrado relevancia como recurso o fuente literaria, baste decir que la escritora Annie Ernaux, premio nobel 2022, ha vivido de eso, de soltar sus caballos expresivos en la ficción de su propia vida, porque quiérase o no, seguirá siendo ficción (solo espero que no vaya a salir al final con un libro de memorias, o si sale, cosa de ella).

 

Son tiempos de culto a la personalidad, ya nos lo hacen saber a diario los influencer de toda laya y pelambre, que pululan como enjambres por las redes sociales, expertos en todo y en nada.


Vivimos en la era de la locuacidad de masas. Todos escribimos algo, o al menos hablamos de ello: memorias, apologías, currículum vitae, apasionados ruegos o protestas. Pero nada, por ahora, puede competir con la experiencia —tan irrefutablemente auténtica tan pródiga y democráticamente dispensada—. La experiencia es la única cosa que compartimos por igual (es algo que todo el mundo siente)
 

Eso escribía en su libro Martin Amis, a fe que tenía razón. Y más razón tenía, hoy lo vemos, cuando escribió en sus memorias lo siguiente (recordemos, a finales del siglo XX):


No es que en el futuro todo el mundo vaya a ser famoso un cuarto de hora: en el futuro todo el mundo será famoso todo el tiempo —pero sólo en su propia mente— será un remedo de fama, una fama «de karaoke». Pero en algo será idéntica a la genuina: en que será mala para la cabeza.

 

La experiencia nos hace únicos en una generación de la literatura inglesa contemporánea

 

Quienes hemos abordado alguna vez en nuestras lecturas un libro autobiográfico —sea quien sea el personaje— porque hay libros de ciclistas, futbolistas, cantantes, escritoras, políticos, en fin, de todas las profesiones, faltarían los de contadores (útiles como cura para el insomnio, después les cuento el chiste de cuál es el remedio para que la pareja del contador se duerma fácil). En fin, quienes elegimos leer uno de estos libros, es porque o le tenemos una gran admiración a la autora o porque sentimos que ese cualquiera tiene algo importante para decirnos. Esa es la experiencia de la que tanto habla Martin Amis. Nos saca de nuestra propia vida, nos lleva a la suya y luego, si el libro es bueno, nos permite confrontar nuestra propia existencia con la de ese otro que escribe.  Si el libro no es bueno, probablemente lo que pase es que nos conduzca a leer una cola de anécdotas, fácilmente leídas, curioseadas y, también, rápidamente olvidadas.


Los libros de memorias, a su vez, parecen ser una continua reflexión sobre la muerte o las pérdidas. Y pensar ello es aceptar con madurez lo que no tiene retorno. Así que, en Experiencia, Amis no solo reflexiona sobre la muerte de su padre o la de su prima (Lucy Partington, quien muy joven fue asesinada por un psicópata homicida serial y cuyo cadáver fue descubierto 20 años después. La vida y el asesinato de ella marcaron profundamente a Martin) también lo hace sobre la muerte del amor, la de la amistad, la muerte como metáfora, tragedia y sino ineluctable.


Experiencia entonces es pérdida, pero también es aprendizaje. La experiencia, esa huella digital de la existencia, el ADN del viaje por la vida, el iris que nos identifica y hace únicos. Somos novelas ambulantes. Y en este libro Martin Amis nos deja leer la suya.


(2024)




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