top of page
Writer's pictureAlex Mauricio C. L.

Rastreando el papel de la madre: La madre en la literatura contemporánea. En "El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes", de Tatiana Țîbuleac

Updated: May 9


la madre en la literatura contemporánea


No existe la familia perfecta. O para otorgar el beneficio de la duda, ¿existe la familia perfecta? Se ha gastado tinta desde tiempo lejanos en la literatura universal, ¿cuántas piscinas olímpicas se podrían llenar con esa tinta si vamos al terreno de las exageraciones? Tratando de interpretar, entender, destruir o restaurar el microcosmos de las relaciones familiares ¿Ya todo está escrito? No, definitivamente, hay tantas novelas potenciales como familias en el globo terráqueo.


En El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Impedimenta (2019), Tatiana Țîbuleac, Chisináu (Moldavia), 1978, nos brinda una versión de familia recortada, en la que ya no están la hermana menor, Mika, quién murió prematuramente en un accidente y tampoco el padre, quien abandonó el barco luego del naufragio que significó la muerte accidental de la niña de la casa. Con lo cual solo quedaron Aleksy, adolescente, la voz que funge de narrador en primera, y la madre.



La madre en la literatura contemporánea.
La carátula de la edición en castellano

El artilugio narrativo para la primera persona es el proceso terapéutico, recomendación hecha por el psiquiatra, quien le pide narrar a un Aleksy ya adulto, pintor medianamente reconocido y en silla de ruedas producto de un accidente vehicular, la relación con su madre por medio de un escrito, que es esta novela.


La autora da cuenta de la relación madre-hijo, ellos son el centro del argumento y ocasionalmente asoman recuerdos sobre el padre, dos amigos, los vecinos de un pueblo innominado de la costa francesa donde hijo y madre fueron a pasar el verano debido a la insistencia de ella.   



La madre en la literatura contemporánea
La autora en la Fiesta del libro y la cultura de Medellín 2023. Fotografía tomada de la cuenta de X @Fiestalibro


La prosa es directa y en ocasiones plana, pero se permite juguetear con la literatura, construyendo ocasionalmente imágenes estéticas bien logradas, aunque lo que predomina es el símil. Pero lo más rescatable de la novela, en donde la autora muestra un gran dominio y control, es en la capacidad para desarrollar un lenguaje, una prosa que pasa a convertirse casi en un personaje. En donde la violencia de los primeros párrafos es tan corrosiva que puede molestar al lector casual de estos lados, que ha entronizado la figura de la madre en los altares de la santidad.


Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento.

Este lenguaje de odio se va transformando a lo largo de la novela, en la medida en que el hijo convive con su madre en aquel último verano. Para ello, la autora se vale de un momento bisagra que es el capítulo 3 en donde Aleksy, encuentra la belleza en la fealdad de su madre:


Yo la habría tirado a la chatarra y habría empezado por el pelo. Solo una cosa desentonaba en toda esta historia: los ojos. Mi madre tenía unos ojos verdes tan bonitos que parecía un despropósito malgastarlos en un rostro fermentado como el suyo.

A partir de ese instante el lenguaje de violencia, si bien persiste, va encontrando nuevos horizontes en donde la mamá ya no es el objeto del odio. En donde el hijo percibe, tras la maraña de la miseria de sus recuerdos, a una madre que lo ama, de la manera en que lo puede amar, con un amor imperfecto, limitado por las cicatrices que dejó en su humanidad la muerte de Mika, porque, así como los ojos verdes de la madre son el momento bisagra de la novela; la muerte de Mika fue el detonante para que aquella familiar nuclear explotara para convertirse en lo que fue hasta ese momento.


En efecto, esta novela nos habla de la imperfección del amor filial, de la madre en la literatura contemporánea, de las heridas que esta imperfección deja en todos, en que la familia es tan defectuosa como cada uno de sus miembros, en que finalmente cada quien termina amando como puede, no como quisiera hacerlo.


Coda


Es que la familia puede ser refugio para las heridas, pero también el núcleo de la suciedad.


La madre en la literatura contemporánea

(2024)


 

Comentarios


bottom of page