El doctor Zhivago, parte de un argumento muy básico, narra la vida de Yuri Zhivago desde su infancia, y con él, la vida de cinco o seis personajes, todo (circunstancias y personajes) girando en torno a la figura del doctor. Traspasada esta vida por la primera guerra mundial, la revolución bolchevique y la guerra civil posterior a la revolución, llegando la novela a prolongarse hasta la mitad de la segunda guerra mundial.
A lo largo de su vida Zhivago contrajo nupcias con Tonia Gromeko y tuvo amores simultáneamente con Lara (Larissa Fiodorovna), ello aunado a sus vivencias de la guerra desde el frente en sus comienzos, luego como prisionero de guerra y más tarde como fugitivo. Al final del texto, en capítulo aparte, como coronación a la vida de Yuri Zhivago, el autor consigna el testimonio de los poemas escritos por este: versos místicos, religiosos, nostálgicos de la tierra y de los amores vividos y perdidos.
Reducir el argumento de la obra a su concisión más básica no pretende minimizar o hacer peyorativa la historia, la pretensión es que a partir del conocimiento de este se pueda llenar el mismo con lo que va más allá de este argumento básico y que es lo que probablemente de relevancia a esta novela a lo largo de los últimos sesenta años, es decir, desde su publicación.
Boris Pasternak, su autor, era y es conocido mayormente en Rusia (antigua
Unión Soviética) como poeta, sus incursiones en la prosa son menores comparativamente con el verso, sin embargo, en occidente, debido a las limitaciones que imponía el régimen poco llego a conocerse el autor más allá de esta novela, que tiene una historia de edición muy particular, alejada de los agentes literarios y cercana a los misterios y mitos de la guerra fría.
Todo lo acaecido en el texto es narrado en una rigurosa voz omnisciente que se aparta de Yuri Zhivago en contadas excepciones. Hay un asomo de primera persona en un aparte de la novela donde nos muestran contenidos del diario del Doctor, en momentos en que es un fugitivo víctima de la guerra civil.
Cuando fue publicada esta novela, el mundo occidental había visto nacer Ulises, de Joyce, En busca del tiempo perdido, de Proust, La Metamorfosis o El proceso, de Kafka, gran parte de creación literaria de Faulkner y toda la de Virginia Woolf; y más cercanos a nuestras vecindades, Pedro Paramo, de Rulfo o una importante parte de la obra de Juan Carlos Onetti entre otros que no sigo enumerando. Autores y obras en prosa que dejaron un legado, en su mayoría desde el punto de vista formal y estilístico.
El doctor Zhivago, es la obra de un poeta laureado que quiso hacer novela. Es de valorar su capacidad de narrar las guerras y sus horrores, no desde el agresor sino desde las víctimas casi siempre. Yuri Zhivago es testigo y protagonista del dolor y la miseria y con él nosotros. Poco aparecen las mutilaciones y las imágenes de cadáveres tendidos en el campo de batalla. No vemos el incendio, pero sí la columna de humo que asciende como el eco de la voracidad del fuego; no vemos a los mutilados, pero si el miedo de aquellos que huyen. No vemos al hijo que muere pero si a la madre que lo ve partir. Y las víctimas son todos los que padecen los rigores de la confrontación sin importar el bando, porque si hay algo que demuestra el autor es: tienen tanta capacidad para la violencia los detentadores del poder como las otrora víctimas del zarismo, que, producto de la revolución pretendían regir los destinos de la nación.
¿De qué va el argumento?
Desde muy joven Yuri queda huérfano, y joven, se casa con su primer amor, Tonia. Marcha a prestar sus servicios como médico en la primera guerra mundial, allí tiene su contacto inicial con Lara y se vislumbra el amor que nacerá en esta pareja en un futuro, ella también casada y abandonada por un marido que comienza la lucha a favor del pueblo. Estamos en los albores de la revolución proletaria.
Al regreso del doctor Zhivago se encuentra con que el primer producto de la revolución es que aquellos que alguna vez fueron obreros, operarios y sirvientes toman posesión de aquello que alguna vez fue de sus patrones. Esta inversión de roles hace que muchos de estos patrones y quienes antes tenían algo marchen al exilio. Dentro de estos marchantes están el Doctor, su esposa, suegro e hijo.
Aquel exilio en tren a través de los Urales es uno de los episodios más bien logrados de la obra, pues en esta travesía queda en evidencia la bastedad de una nación trenzada en una lucha tan despiadada como fratricida. Allí se regodea el autor describiendo las bellezas de su nación amada en contraposición con el dolor de la guerra. Maneja muy bien las transiciones temporales, con perfecta claridad en el argumento y sin necesidad de contarlo todo, da saltos de meses e incluso de años sin que el texto pierda coherencia.
Quizá donde se exacerba la crueldad humana es en la guerra civil posterior a la toma del poder definitivo por parte de los bolcheviques. Aquí se niegan todos los derechos a los vencidos y, los que no huyen, desean recuperar el poder con el fuego de las armas y el fuego en las almas.
Yuri, quien veía en la revolución una refundación de nación, mira como aquellos que tenían la posibilidad histórica de hacerlo, comienzan la eliminación sistemática de otros que no eran parte del viejo sistema, o de aquellos como el mismo doctor Zhivago, quienes no se alinearon con nadie, con el deseo fervientemente su autodeterminación , debía ser perseguido para ser acallado.
A lo largo de este entorno se teje el melodrama que involucra a las ya mencionadas Tonia, Lara, Yuri y Pavel Antipov, cuyo nombre de combate es Estrélnikov (esposo de Lara). Es en este apartado donde la obra posee rasgos menos fuertes, una historia convencional de amores, pasiones y desamores que pareciera extractada de aquellas del siglo XIX.
Un clásico de los escritores rusos del siglo XX
El papel de Yuri Zhivago y todo lo que le rodea, me hace recordar aquellas novelas del romanticismo, moribundo ya para finales del siglo XIX, del hombre que lucha solitario contra todas las adversidades y que finalmente muere en su ley, la única derrota es la muerte, que no hace más que enaltecerlo. Aquellas obras que dedicaban párrafos enteros de diálogos a perorar sobre las inquietudes intelectuales, artísticas, literarias o filosóficas del momento.
Por ello, guardando los matices y las distancias, sin ser contundente y absoluto, El doctor Zhivago es una novela del siglo XIX escrita en el siglo XX, tal y como antes se mencionó de Bartleby, el escribiente, de Melville, en sentido contrario (un texto del siglo XX escrito en el siglo XIX). No quiero marcar con ello un defecto en El doctor Zhivago ni que ello sea suficiente para declararla una obra menor o que su valor literario no sea el suficiente, es un matiz particular en una obra publicada a mediados del siglo XX. Al respecto Italo Calvino en Por qué leer los Clásicos comienza su ensayo sobre esta novela: «A mediados del siglo XX vuelve a visitarnos la gran novela rusa del siglo XIX, como el espectro del rey a Hamlet. La emoción que suscita El doctor Zhivago en nosotros, sus primeros lectores, es esta.» Calvino (1994).
A pesar de ser una obra escrita por un Pasternak probablemente alejado de cualquier influencia o corriente occidental por un régimen controlador. Sin asomos de experimentación literaria formal. Sin una ambición más allá de contar eso que en sus adentros pugnaba por ser contado, no solo como documento crudo de la revolución y muchas veces poético, sino también como testimonio de amores que marcaron su existencia como el de la poeta Olga Ivínskaia, tiene el valor de arriesgar en la denuncia de la guerra, en evidenciar sus desacuerdos con la crueldad de un sistema que aniquila lo que le es contrario. Tiene el mérito de mostrar la autodeterminación del individuo frente a lo que la sociedad y un sistema de unanimidades quería.
No sabría decir si hubo una victoria del individuo sobre el sistema, pues Zhivago tuvo una muerte triste y solitaria. O por el contrario si triunfó el hombre, pues sus principios y posturas se mantuvieron incorruptibles frente a una revolución que no entregó lo que en un principio ofrecía.
Para la anécdota quedan las críticas acérrimas que le hizo Nabokov a la obra, se presume que por celos a los éxitos obtenidos luego de su publicación en 1957 y que superaron a su Lolita (1955), para una obra que, según él, no tenía la calidad suficiente. Como también queda la tramoya que se montó, con la CIA incluida, para la publicación de la obra, pues fue prohibida por el Estado Sovietico, se sacó del país casi de contrabando en su manuscrito original y fue publicada en su traducción al italiano, luego, al año siguiente, fue llevada a distintas lenguas.
El libro fue éxito en ventas en Estados Unidos en 1958, además ese mismo año Pasternak recibe el premio Nobel, que tuvo que rechazar por presión de las autoridades soviéticas. Sólo hasta 1989 su hijo, Yevgueni Pasternak, recibió el premio nobel que el padre no pudo. A su vez y para mayores paradojas en la relación Pasternak- Nabokov, fue publicada primero una novela de Vladimir Nabokov (La defensa Loujine) en la URSS en 1986, mientras que Pasternak hubo de esperar el deshielo de la URSS para que fuese publicado por la misma editorial que lo rechazó en su momento.
Sin lugar a discusiones, El doctor Zhivago es un clásico de los escritores rusos del siglo XX, todo ello ayudado tal vez por todo lo que por fuera de la literatura envolvió la obra. En 1965, por demás, fue rodada una película homónima, que también contó con mucho éxito, dirigida por David Lean y estelarizada por el recordado Omar Sharif. Un clásico está por encima de virtudes literarias, por ello tomo prestadas las palabras del escritor colombiano Mario Escobar Velásquez con respecto a lo que a su juicio era para él un clásico, palabras estas, consignadas en su Diario de un Escritor: «A lo que creo, un libro clásico es ése que ya no se discute: que se acepta como bueno, sin más, independientemente de su calidad literaria intrínseca. Otras generaciones, en otras épocas la legaron como excelente, y así se acepta por las siguientes casi religiosamente.»
¿Un gran libro? o una mala novela
Hay un interrogante que resume en gran parte lo que ha rodeado esta obra literaria. «¿Es un gran libro o una mala novela?».
No soy yo quien les dé la respuesta, el gusto lector es individual, cada quien lo dirá. Lo cierto es que más allá de nuestros gustos literarios está un libro escrito con «el fuego del alma», queriendo sonar yo como escritor ruso del siglo XIX, sin embargo, es así; en este libro el autor dejó la piel, literalmente, pues en él no sólo quedaron consignadas sus más profundas convicciones políticas, literarias, filosóficas y estéticas, sino también el sentido del amor en su forma más ideal y no por ello menos temeraria. Si bien no tomó riesgos formales, sí asumió los políticos debido a la censura y amenazas que recibió en su momento. Boris Pasternak, poeta, amó tanto su tierra que le dedicó una novela escrita al mejor estilo de los maestros rusos del siglo XIX.
(2022)
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